lunes, 31 de mayo de 2010

Creo que esto no es bueno...

. No quiero seguir metiendo tanto desperdicio en mi cabeza... lo que pasa es que aún me cuesta aceptar que soy así, simplemente... toda la vida lo he sido y no podía pretender cambiar de un día para otro... sólo porque ya no me sentía bien. Es que a veces me aburro de ser la misma para todos, para todos y ninguna para mí. No me gusta que me vean así, pero quizás lo soy y no vale la pena... darle vueltas al asunto. Mejor me quedo aquí sentadita, que no creo que tenga tanta mala suerte para que pase la persona indicada cuando yazca en la tumba siendo ni siquiera la cuarta parte de lo que soy ahora. No. Mejor aún será no esperar nada... Quedarme sentadita pero sola, como tiene que ser.

lunes, 24 de mayo de 2010

Ya Viene

Ya! Tengo pena! aparte del frío que me congela los pies y me duerme las puntas de los dedos, se me cuela por entre las rendijas de mi piel y se incrusta en las paredes de no sé qué... Tengo un nudo enorme en la garganta, de esos que ni siquiera te dejan hablar sola. Es atroz, es penoso... Es que busco, busco en los páramos de mi memoria o quizás de mi imaginación la evocación de alguien (o algo) alguna piel que quiera invocar para abrazar... pero no, nada. No hay nadie que necesite mucho, la verdad. Es que la soledad te come todo, de solo un mordisco y me quedo helada mientras la observo cuando salta con su parsimonia natural hacia mí. Ahí sé que estoy perdida.

sábado, 22 de mayo de 2010

Lluviarela~

Será predisposición que cuando llueve aparte de darme frío en el cuerpo, algo me entristece o (pone nostálgico) el alma? No lo sé... pero oye pequeño, podría decirte en este preciso momento que cambiaría lo que sea por un abrazo tuyo... y que después no recodemos nada para no arruinar la atmósfera. Y este protocolo que dejamos después de ese plástico e inusual adiós que nos estrechamos, siga su curso... Espero que este sentimiento sea solo por la lluviarela.

viernes, 21 de mayo de 2010

Cuerda

Lugar que llego, lugar que me dicen lo mismo... característica: Loca.
No puede ser diferente? rara? No. Loca. Y no es que el adjetivo me desagrade o sea peyorativo, es solo que... no lo comparto. Me Aburro. Y lo peor es cuando siento que debo cambiar porque nadie me toma en serio ( y no necesariamente en amoríos)... como lo que me pasó hoy en la mañana, mirándome en el espejo del baño, mientras me cepillaba los dientes. Me puse a pensar en esto y me dije "Ya cabrita vay a tener que cambiar que te vay a quedar sola y con gatos, y conste que te cargan los gatos". Casi muero, muero, muero, muero... Me pegué un grito interno que casi muero y de verdad. Y ahora en estas horas que han transcurrido he llegado a la conclusión más cuerda de mi vida. Me quedo como estoy... y quién me soporte de verdad con regocijo... me hará existir porque será verdadero el sentimiento. Amén

lunes, 17 de mayo de 2010

MUDA

Creo que hablo demasiado y el 90 por ciento de las palabras que salen de mi boca es una verborrea que no debe salir... debiera quedarse o soltarse de una, en gabaratos y groserías pero que no volvieran, jamás. No es favorable ser tan boca suelta y andar contando las cagadas de mi vida a diestra y siniestra. No es bien visto... Pero Bah ! cuando me ha importado si soy bien vista o no? No influye mucho lo que dicen los demás de mí... Con sus prejuicios de que loca, suelta y ni ahí con nada. No importa... sólo dejaré de hablar pavadas porque ya no quiero llamar la atención.

domingo, 16 de mayo de 2010

Biyopolaridad

Ah! Odio mi bipolaridad, no la soporto, la hecho... le tiro sus cachivaches a la puerta de calle, pero con la cabeza gacha vuelve entrando por la ventana abierta (que le dejo a Querubín para que entre) y se acuesta a mi lado buscando calor. Es que a veces tengo corazón y me doy vuelta para abrazarla, repitiendole una y otra vez... "sólo por esta noche, sólo por esta noche" que mañana la tiro de nuevo a la calle... pero no! se queda de nuevo la pinche cabrona y a mi me da flojera volver a tomar sus cosas... Uf! creo que tendré que esperar un tiempo más, por ahora dejaré que maneje mi vida y que ponga gente en mi corazón que no quiero que esté, pero quiero abrazar... y que saque a otras que me confundo en el dilema si las quiero ahí...

martes, 11 de mayo de 2010

Media Vuelta

No concibo la idea de seguir con esto. Ya, quiero parar. Quiero irme, a un lugar no sé donde. Pero irme donde los sonidos guturales que rompen mis tímpanos, queden con la garganta hecha pedazos de la indiferencia que les demuestre mi espalda, cuando se las de. Yo no les voy a gritar coprolalias con sabor a tarritos con piedras, no es mi estilo. Prefiero dar la espalda. Ellos no merecen que me quede estupefacta, oyendo sus cánticos horrendos. Me gusta dar la vuelta entera, que mi vestido rojo quede en el aire, después obsequiarles la otra mitad de la vuelta y quedar con mis brazos tambaleando frente a sus ojos despavoridos. . Es menester que lo haga para poder al fin terminar con este cáncer a las palabras que ya me come hasta los cojones que me van quedando.

sábado, 1 de mayo de 2010

En el día del Trabajador

Candor

Si mi alma inmune a la barbarie, tuerce mi fuerza ante el sopor de este arder de fuegos, penoso podré ver que el mundo compartido yace allá lejos donde la mente no tiene palabras.
Nos llamaron proletarios, nos dieron un oficio, oficializaron nuestro trabajo ante la guerra que se aproximaba. Sí, ayer fui un obrero. Caminé, lloré, reí junto a los míos, dancé en torno a un país que pudo haber soñado con la emancipación de su pueblo. Sí, un día fui. Trabajé y fui. Tuve esperanza en mi gente, en la fuerza de todas aquellas ropas viejas, de aquellos corazones necios para combatir la brecha que derrumbaba nuestras seniles mentes cansadas. Soñábamos con aquel futuro donde las descendientes generaciones pudieran anhelar ser felices, desear aquel lugar de unión y construirlo. Pero aquel sueño cansado llegó a oídos del Tirano, de aquella fuerza azul que prometía no decaer, que pretendió ascender para mantenerse… nuestros hermanos la llamaron imperialismo, esa fase superior del capitalismo, lo que ya vivíamos. Escondidos nos explicaron su repercusión en este Cuarto Mundo y poco a poco en nuestros hogares irrumpió, llevándose aquellos sentimientos que escondía bajo la almohada, robando el pan que con tanto afán, tú mujer preparabas… arrancándonos las pocas ganas de soñar. Sabíamos, lo teníamos presente. La producción la teníamos nosotros aunque bajo el yugo de un patrón, nos sentíamos únicos; podíamos salir y luchar. Crear y cambiar. Destruir para construir. Pero ellos tenían en sus manos nuestro triste destino y el espanto nos envolvió, no tuvimos que observar para ver que ese concepto que aún no logro comprender, arrasó con todo ¿para qué? Para mantener a los exclusivos en la cúspide, para prolongar este presente sin salida, para persistir esta pausa que inhibe nuestras ideas en un silencio sin ventanas… ¿por qué? Porque los oligarcas prepararon el fin del mundo aceptando progresar, disciplinar y crear tecnologías de imagen. Pretendieron que con aparatitos sin antenas podrían comprarnos. Pero no, esa ganancia no es para nosotros. Los cuerpos cansados de mis compañeros reflejaron la fusión de la esclavitud con la actualidad: Globalización, esta palabrita que tantas veces escuche en la radio, en la TV tan lejana, tan frágil y sin sentido. Pero hoy está aquí, es la realidad que nos obsequiaron sin pedirla…
La consternación de no saber nuestro final, la cadena que oprime esta unión de almas petrificadas no nos permite soñar con aquel derecho de vivir en paz.
Pero sí, sin saberlo este homicida de deseos, nutre algo. Alimenta estos corazones que no hacen más que gritar. Sí, lo noté aquel día que mis compañeros pudieron observar el deterioro, lo sintieron y lo sentí… lo aborrecimos, fue como una respuesta a coro de fusil, no notamos que nuestros puños albergaban toda la fuerza que sobre el vil progreso debíamos arrojar. Hoy, los martillos se están fabricando, lentamente el miedo se emancipa en una voz y ya no se define como un temor. No tenemos permiso para luchar pero no es un obstáculo, faltan mentes que despertar, pero sólo un soplido puede remover aquello que tan dormido está. Sólo hace falta que observemos, que la llamarada de todos los ojos note la conclusión subyacente y nuestro desconocido temor se conjugue con la fuerza.
Llegará aquel día donde mis ojos se posarán en un suspiro que tenue pero sujeto reflejará el candor de esa luna del color de la sangre que anunciará la hegemonía en una sola voz jornalera.