sábado, 10 de abril de 2010

Y sigo con este dilema de la maldita costumbre humana de necesitar tanto a otro humano. Es que tengo ganas de... estar caminando por el centro más concurrido del mundo y que la gente pase por mi lado sin notar mi presencia, que nadie sea el elegido... que el aire tóxico se incruste en mis pulmones y me carcoma la vida, hasta tener que arrastrarme a la acera, con un ataque de asma... que sólo alguien notará... alguien que entre tdo el bullicio, toda la rutina, toda la mierda, toda la hipocresía, toda la maldita FALTA DE TIEMPO... note mi presencia vaga y efímera. No creo que seas tú, pero ya sabes el dicho cliché. La esperanza es lo último que se pierde.

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